La vida, las bicicletas y la búsqueda de la felicidad El programa de servicio técnico aporta experiencia y oportunidades a los niños que más lo necesitan 

La vida, las bicicletas y la búsqueda de la felicidad El programa de servicio técnico aporta experiencia y oportunidades a los niños que más lo necesitan 

Tati Koufopanteli, Hew's mentor and the mind behind the All In Development Program.

En el verano de 2020, Tati Koufopanteli asistió a un evento de Bike Rides for Black Lives en Brooklyn, Nueva York, y se conmovió hasta las lágrimas.

“No se podía ni siquiera ver la calle”, afirma, describiendo la electricidad de la multitud y el sonido mientras cientos de ciclistas coreaban los nombres de quienes hemos perdido a manos de las fuerzas del orden.

“Debemos haber recorrido como 50 millas”, señala. “Pero ni siquiera lo sentí”.

Tati salió del evento motivada, por lo que inmediatamente buscó la forma de participar. Se puso en contacto con Erica Ford, fundadora de LIFE Camp, Inc., una organización de prevención e intervención contra la violencia con sede en South Jamaica, Queens, que participó en la organización de la marcha.

Erica fundó el LIFE Camp para ayudar a los jóvenes de entre 13 y 24 años a tener acceso a oportunidades educativas, laborales y sociales que de otro modo no tendrían. La organización también se centra en ofrecer a los jóvenes y las familias alternativas pacíficas a la violencia.

“Creemos que una mente y un cuerpo sano son la base de una comunidad más pacífica”, asegura Erica en relación con la misión del grupo.

Tati le habló a Erica sobre su cargo en una tienda local de Trek, y empezaron a intercambiar ideas sobre cómo podría ayudar la tienda de bicicletas. Tras compartir ideas con los empleados de otras tiendas de Trek en Nueva York, ambas decidieron poner en marcha un programa de enseñanza en servicio para los niños que participan en LIFE Camp.

Tati y sus colaboradores crearon un plan de estudios de 9 semanas para enseñar a los jóvenes a armar y reparar bicicletas. El curso implica asistir a clases en la tienda, hacer tareas y hablar en público.

“Para los niños más pequeños supone realmente saber lo que es la responsabilidad”, explica Tati. “Queremos enseñarles aspectos que les ayuden a incorporarse a la vida laboral”.

Durante su infancia, Tati pasó un tiempo en un centro de acogida y se independizó a los 17 años. Empezó a trabajar para poder mantenerse y tuvo la suerte de contar con jefes y líderes que la ayudaron a superarse. El impulso y la estructura de estos trabajos ayudaron a Tati a “seguir por el buen camino” y le dieron la confianza y la motivación necesarias para alcanzar sus objetivos.

“Significó muchísimo sentir por fin que era realmente buena en algo”, afirma. “Quería transmitir esa sensación a otra persona”.

Pero Tati también está muy consciente de los problemas que pueden impedir que los niños de comunidades desfavorecidas accedan a un programa como este.

Varios de los estudiantes vivían en comunidades donde no había una tienda de bicicletas local, así que viajaban cerca de una hora para asistir a clases todos los días. Tati se encargó de que les pagaran el transporte. También se encargó de que los niños recibieran un desayuno y un almuerzo saludables, y de que también regresaran a casa con comida.

“Muchos de estos niños tienen que quedarse encerrados porque sus comunidades son muy peligrosas, por lo que no llegan a relacionarse mucho con los demás”, comenta. “Por eso es importante que les demos un espacio donde puedan venir a aprender”.

Sin embargo, para empezar, Tati tenía que conseguir que los niños llegaran y asistieran a las clases con regularidad. Sabía que tenía que contar con el equipo adecuado para conseguirlo.

“Es todo un reto. Son jóvenes en situación de riesgo”, asegura Tati. “Para alguien que no es consciente de lo que eso significa, podría pensar que a estos chicos no les importa. Pero en realidad solo necesitan más apoyo”.

“Quien fuera a ayudar tenía que apasionarse por el proyecto”, señala Tati. “Esto no se trata solo de marcar la entrada y la salida”.

Tati reunió a un equipo de empleados de otras tiendas de Trek en Nueva York que se convirtieron en tutores de los estudiantes del programa de servicio de bicicletas. Cada instructor tenía un estudiante asignado del que era directamente responsable. Se reunían con sus aprendices durante la semana, hacían visitas a domicilio, les hacían responsables de la asistencia y de las tareas en clase y, lo más importante, les hacían saber que siempre estarían a su disposición.

El equipo también se aseguró de tratar a los niños como niños, una “cortesía” que no se suele conceder a muchos jóvenes negros y morenos. El equipo hizo todo lo posible para que las clases fueran divertidas y los estudiantes se mantuvieran concentrados y comprometidos, y con frecuencia organizaban paseos en bicicleta al final de cada clase.

“Les gusta sobre todo andar en bicis eléctricas,” cuenta Tati. “Sonríen de oreja a oreja.”

Para la mayoría de los estudiantes, esta era su primera experiencia con el ciclismo, otro aspecto con el que Tati se sentía identificada. Solo lleva algo más de un año en el sector del ciclismo y le llama la atención lo transformador que ha sido.

“Me encantaba andar en bici cuando era niña, pero no me di cuenta de su importancia hasta hace poco”, señala Tati. “Me ayuda a librarme de la ansiedad. Disfruto mucho la sensación de libertad que produce andar en bicicleta”.

A Tati también le sorprendió cómo el ciclismo comunitario contribuyó a su desarrollo.

“Antes de incorporarme a Trek, no me había dado cuenta de que hay grupos de personas que realmente se reúnen y andan en bicicleta” afirma. “Quería que estos chicos tuvieran acceso a ese tipo de comunidad”.

El primer grupo de estudiantes del programa de servicio de bicicletas LIFE Camp se graduó el 22 de mayo de 2021. Los egresados, que tienen entre 16 y 22 años, recibieron ofertas de trabajo en su tienda local de Trek y recibieron una sorpresa cuando recibieron sus propias bicicletas nuevas.

En sus nuevos cargos, tendrán la oportunidad de trabajar junto a un técnico de campo y continuar su aprendizaje para acabar convirtiéndose en técnicos de bicicletas.

Tati se muestra entusiasmada al ver que el programa llega a otras ciudades del país, por lo que espera poder colaborar conforme más tiendas de bicicletas adapten el plan de estudios a las necesidades de su comunidad.

Lo más importante, afirma Tati, es que sus compañeros de la tienda de bicicletas se acerquen a la comunidad y hablen con la gente. También destaca la importancia de asociarse con una organización como LIFE Camp que ya tiene credibilidad en las comunidades desfavorecidas.

“Nuestra misión es cambiar el mundo haciendo que más gente ande en bicicleta”, comenta Tati. “¿Cómo podemos utilizar nuestra tienda de bicicletas para hacer el bien?”

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