Las paredes están revestidas de madera. La luz es tenue. El olor es una relajante mezcla de chuletón asado, tabaco y cerveza. Es invierno, y en el Pine Knoll Supper Club se reúnen amigos, familias y socios de negocios para refugiarse del frío y disfrutar de un gran almuerzo a un precio económico. En esta noche gélida de 1976, este lugar será testigo de algo histórico.

Dick Burke y Bevil Hogg están sentados en la barra. Siguen el tradicional ritual de Wisconsin para hacer negocios: analizan los acontecimientos del día y planifican el futuro acompañados de unas cervezas. Esta noche, están discutiendo cómo llamarán a su recién estrenada compañía de bicicletas.

La conversación es cordial, como suele ser habitual en cualquier bar, pero la decisión es crucial. El debate se reduce a dos nombres relativamente ocurrentes: Trek y Kestrel. Kestrel (cernícalo en inglés), una veloz ave de presa, es un nombre muy apropiado para reflejar el estilo de vida activo de la compañía.

Sin embargo, el nombre de Trek transmite un poder especial; evoca el espíritu de la aventura y la promesa de grandeza para el futuro.

Tras ponerse de acuerdo, se ponen de pie y se dan la mano. Así nace Trek Bicycle.

El Pine Knoll, cerrado desde el año 2010, sigue en pie a escasos kilómetros de la sede central de Trek. De vez en cuanto se oyen rumores sobre su posible reapertura, lo cual dista mucho de ser una realidad. Sin embargo, forma parte de la historia de Trek, y por ello tiene un lugar reservado en nuestra sede.

En 2019, una trabajadora veterana de Trek encontró el letrero original del Pine Knoll en un desguace. Pagó 25 $ por el letrero, lo cargó en su camioneta y lo llevó a las oficinas de Trek. En la actualidad, está colgado en uno de los pasillos como recordatorio de cuándo y dónde se fraguó el nombre de Trek.