Una nueva cosecha En los senderos privados de Trek, la recuperación de la tierra es tan importante como tener un lugar de recreo

Una nueva cosecha En los senderos privados de Trek, la recuperación de la tierra es tan importante como tener un lugar de recreo

Las mejores bicicletas de montaña del mundo se prueban de forma exhaustiva, no solo en los lugares más extremos del planeta, sino también en nuestro patio trasero, un circuito privado de 16 millas de senderos singletrack llamado The Farm (La Granja). En la actualidad, este lugar está rodeado de praderas de roble nativo. Pero este no fue siempre el caso. Devolver la tierra que una vez fue cultivada a su estado natural fue un proyecto basado en el equilibrio, donde la recuperación era tan importante como poder usar este terreno como lugar de recreo.

En una zona privada, cerca de la sede central de Trek, un pequeño camino de grava atraviesa los terrenos de una granja. Al final de dicho camino, una moderna verja destaca, de forma inquebrantable, sobre el cielo azul de Wisconsin. Desde aquí, la carretera se sumerge bajo la celosía de madera de un puente ferroviario para, a continuación, adentrarse en una pradera de 236 acres, rodeado de robles espesos y pinares.

Durante muchos años, esta tierra fue cultivada por una familia local. A pesar de sus esfuerzos, la tierra no era suficientemente fértil y la cosecha final nunca parecía compensar el esfuerzo realizado. En su estado original, sin embargo, la tierra era una sabana repleta de robles, con ondulantes gramíneas y poáceas. Antes de que se cultivase esa tierra, manadas de ciervos de cola blanca merodeaban entre la hierba, y halcones de cola roja alzaban el vuelo desde los robles dispersos, paseando su sombra por las flores silvestres, en busca de un ratón de campo.

Al final, el suelo arenoso y rocoso obligó a la familia a desistir. Dejaron de cultivar las tierras y cerraron un trato con el fabricante de bicicletas que estaba instalado a pocos kilómetros y que buscaba un lugar donde los trabajadores pudieran probar los nuevos modelos de bicicletas de montaña. La familia permitió a Trek construir senderos, aunque con una condición: dos semanas al año, durante la temporada de caza de pavos y ciervos, los senderos se cerrarían para impedir el paso a los ciclistas. Un buen trato, sin duda.

La pradera era geométricamente hermosa, como la mayoría de las tierras del Medio Oeste. Sin embargo, a pesar de los surcos uniformemente arados que aún quedaban, la tierra no prosperaba.

Por ello, cuando Trek decidió construir una pista para probar las bicicletas de montaña, los arquitectos que diseñaron los senderos imaginaron la tierra en su estado original. Decidieron que la recuperación de esta tierra sería tan importante como el hecho de convertirla en un lugar de recreo, y las dos tareas aparentemente divergentes se aunaron en una relación simbiótica.

Para devolver las praderas a su estado natural, Trek contó con la ayuda de EC3 Environmental Consulting Group Inc. y el Aldo Leopold Nature Center. Sembramos más de treinta variedades distintas de gramíneas nativas y flores silvestres y reintrodujimos miles de árboles nativos. La topografía diversa de la tierra requería una siembra variada, para que tanto la pradera como los bosques pudieran prosperar dentro de las lindes. En invierno, las huellas de los ciervos esculpen caminos sinuosos bajo los robles y pinos blancos cubiertos de nieve. En primavera, la pradera estalla con todo tipo de flores silvestres, como las rudbekias bicolor, los girasoles y la bergamota salvaje.

The Farm fue un proyecto basado en el equilibrio. Pensar en los senderos sin tener en cuenta la recuperación de la pradera y los bosques, o pensar en la recuperación sin tener en cuenta los senderos, hubiera supuesto únicamente una mitad del proyecto. El objetivo siempre fue que esta tierra pudiera ser tan autosuficiente como fuera posible y la recuperación fue la única forma de conseguirlo: reduce las escorrentías, proporciona un hábitat seguro y saludable para la vida silvestre y crea un entorno inigualable.

Por su diseño, The Farm es un santuario tanto para la tierra como para los trabajadores que prueban las bicicletas allí. Queríamos brindar a la tierra y a su vida silvestre la mejor oportunidad de ser felices y saludables, y eso es también lo que queríamos para nuestros trabajadores. La tierra es siempre agradecida,

aunque, aquí, la cosecha se mide en función de otros elementos. Pretendemos cultivar una comunidad que se adapte a la tierra tanto como la tierra se adapta a nosotros y, aunque nuestros esfuerzos aún no hayan dado sus frutos, vamos por el camino adecuado para lograr el equilibrio.

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